divendres, de febrer 29, 2008

Rosario, mayo de 1969

- Los premios son siempre una metáfora - dijo el Gordo mientras echaba aceite a las cebollas.

Roberto y Jorge, sentados en una mesa del fondo del Costa Brava, lo miraban y se preguntaban
cómo era posible que tuviera esa habilidad para pertenecer y no pertenecer al mismo tiempo.

-Gordo y tu putísima madre ¿metáfora de qué?!

-Kawabata me cae bien…¿van a querer pepinos? y sigo pensando, es un desperdicio que un tipo
como vos no escriba en algún lado...

-¡Sí, con una ametralladora me voy a poner a escribir yo! alucino con tus razonamientos, Capdevila...
¿qué carajo querés que me ponga a escribir? ¿te parece que las cosas están para hacer literatura? a veces
no te entiendo, enserio...

Jorge estaba callado y miraba el teléfono con insistencia. Eran las once y media de la noche y no era
exactamente en el bar donde tenía que estar. Se le había ido la mano y otra vez llegaría tarde a su casa.


Muy tarde.






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