dimecres, d’octubre 25, 2006

Despues de la tierra



Pasado el funeral, Irene tosió. Caminó despacio las cuatro calles que separaban el cementerio de la carretera principal. Pensó en lo bien que estaba haber dejado sin asfaltar ese tramo, ineludible para los deudos.
Lo que en verdad era una imperdonable negligencia municipal, Irene lo había tomado como un guiño de delicadeza, un montaje escenográfico natural que los ingenieros del ayuntamiento se habían encargado de destacar con el fin de hacer el recorrido hacia el cementerio una zona desierta de transeúntes desprevenidos.
Cuatro calles de tierra sólo pisadas por cuerpos cubiertos de dolor, de indiferencia o cuerpos muertos paralelos a las calles.
Luego, sólo luego, la infame carretera que obligaba al olvido. Que sentenciaba a seguir sin ojos, sin pesar, sin lágrimas.


Escucho: Tower of song, de Leonard Cohen cantada por: Ella: mi amada, mi única, mi poderosa, mi desgarrada: Martha W.